El aceite de ricino es un aceite graso no volátil derivado de las semillas de la planta de ricino (Ricinus communis). Esta planta pertenece a la familia de las euforbiáceas y se cultiva principalmente en África, Sudamérica e India (India representa más del 90 % de las exportaciones mundiales de aceite de ricino).
El ricino es uno de los cultivos más antiguos, pero curiosamente solo aporta el 0,15 % del aceite vegetal producido en el mundo cada año. Este aceite también se denomina a veces aceite de ricino.
Es muy espeso, con un color que va del transparente al ámbar o ligeramente verdoso. Se usa tanto tópicamente sobre la piel como por vía oral (tiene un aroma y un sabor suaves).
Los estudios sugieren que muchos de los beneficios del aceite de ricino se deben a su composición química. Se clasifica como un tipo de ácido graso triglicérido, y casi el 90 % de su contenido en ácidos grasos es un compuesto específico y poco común llamado ácido ricinoleico.
El ácido ricinoleico no se encuentra en muchas otras plantas o sustancias, lo que hace que la planta de ricino sea única porque es una fuente concentrada.
Además de su componente principal, el ácido ricinoleico, el aceite de ricino también contiene otras sales y ésteres beneficiosos que actúan principalmente como agentes acondicionadores de la piel. Por ello, según un informe publicado en la Revista Internacional de Toxicología, este aceite se utiliza en más de 700 productos cosméticos, y la cifra sigue aumentando.
Beneficios
1. Mejora la función inmunológica
Una de las principales razones por las que el aceite de ricino tiene un fuerte efecto inmunoestimulante es porque refuerza el sistema linfático. La función más importante del sistema linfático, que se extiende por todo el cuerpo en pequeñas estructuras tubulares, es absorber y eliminar el exceso de líquidos, proteínas y desechos de nuestras células.
El aceite de ricino puede ayudar a mejorar el drenaje linfático, el flujo sanguíneo, la salud de la glándula timo y otras funciones del sistema inmunológico.
2. Mejora la circulación
Un sistema linfático sano y un flujo sanguíneo adecuado van de la mano. Cuando el sistema linfático falla (o se desarrolla un edema, que es la retención de líquidos y toxinas), es mucho más probable que se presenten problemas circulatorios.
Esto se debe a que el sistema circulatorio linfático trabaja directamente con el sistema circulatorio cardiovascular para mantener los niveles de sangre y líquido linfático en un equilibrio óptimo.
Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, “cada vez hay más evidencia que revela que el sistema linfático influye en la salud de múltiples órganos, incluidos el corazón, los pulmones y el cerebro”. Por lo tanto, la capacidad del aceite de ricino para afectar positivamente nuestros sistemas linfáticos probablemente signifique una mejor circulación general y un aumento de la salud de órganos importantes como el corazón.
3. Hidrata la piel y favorece la cicatrización de heridas.
El aceite de ricino es completamente natural y libre de químicos sintéticos (siempre y cuando se use aceite 100 % puro, claro), pero rico en ingredientes que mejoran la piel, como los ácidos grasos. Aplicar este aceite sobre la piel seca o irritada puede ayudar a combatir la sequedad y mantenerla bien hidratada, ya que previene la pérdida de agua.
También puede ayudar a cicatrizar heridas y úlceras por presión gracias a sus propiedades hidratantes, antimicrobianas y antibacterianas. Se combina bien con otros ingredientes como el aceite de almendras, oliva y coco, todos con beneficios únicos para la piel.
Estudios de laboratorio han demostrado que el aceite de ricino es eficaz contra muchos tipos de bacterias, como Staphylococcus aureus, Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa. De todos los estafilococos, el Staphylococcus aureus se considera el más peligroso y puede causar infecciones cutáneas de leves a graves, además de otros síntomas preocupantes de infección por estafilococos.
Hora de publicación: 22 de abril de 2024